Con su encantadora acción natatoria y sus destellos de luz siempre presentes, la cucharilla bamboleante es uno de los señuelos más versátiles para la pesca de la trucha.
La cuchara oscilante en detalle
A diferencia de la cucharilla giratoria, que genera vibraciones mediante la rotación de su hoja, la cucharilla ondulante produce un movimiento de natación lateral al balancearse de un lado a otro cuando se recupera. Esta ondulación imita los movimientos erráticos de un pez herido, desencadenando los instintos depredadores de las truchas. La cucharilla bamboleante se presenta en una gran variedad de formas y tamaños. Su perfil puede ser más ancho o más estrecho y curvado, lo que influye en su amplitud de natación y velocidad de descenso. En general, hay modelos largos y esbeltos para la pesca rápida y modelos más anchos y curvados, ideales para una acción más lenta.
Además del tamaño del wobbler, su grosor influye directamente en su peso y, por tanto, en su profundidad y velocidad de natación. Al igual que ocurre con otros tipos de señuelos para truchas, existen multitud de colores disponibles para las cucharillas ondulantes, desde los más sencillos con modelos rugosos, dorados o plateados, hasta colores pintados que van desde los llamativos a los más naturales, pasando por algunos modelos algo más originales con, por ejemplo, una perla ligeramente móvil en el centro de la cucharilla.

Equipo para pescar con cucharilla oscilante
Como suele ocurrir en la pesca de la trucha, es sobre todo el entorno el que determinará la longitud de la caña que hay que utilizar, desde longitudes cortas de entre 1,30 m y 1,60 m para pequeños arroyos, hasta 2,40 m para entornos grandes como ríos o lagos. Lo más importante cuando se pesca con cucharilla bamboleante es tener una caña muy resonante, con la que se pueda sentir el más mínimo toque.
En cuanto al carrete, una relación bastante baja permite pescar con mucha suavidad, lo que suele ser la clave de este tipo de técnica. El carrete irá equipado con un trenzado fino, también para sentir mejor el fondo y las picadas, pero también para optimizar la distancia de lanzado. Después de este trenzado viene un bajo de línea de fluorocarbono, cuyo diámetro debe adaptarse en función del tamaño de la trucha objetivo, pero también del entorno, que puede ser más o menos abrasivo.
De hecho, sobre todo en los embalses, las rocas son a veces demasiado afiladas y es preferible pescar con un bajo de línea bastante largo y resistente. La unión entre la cucharilla bamboleante y el bajo de línea debe hacerse obligatoriamente con una grapa, en primer lugar para evitar que el sedal se corte al lanzar hacia el anillo a veces afilado de la cucharilla, en segundo lugar para dar a la cucharilla un mejor alcance de natación y, por último, para poder cambiar de señuelo rápidamente en caso necesario.

Armamento para cucharas ondulantes
Dependiendo de la marca, encontrará una amplia gama de anzuelos en las cucharillas bamboleantes, desde anzuelos simples hasta triples y auxiliares, todos con o sin púas. En determinados ríos o regiones, la legislación puede imponer un tipo concreto de anzuelo en los señuelos para proteger mejor a las truchas y facilitar y hacer más eficaces las sueltas.
Si no existe una legislación específica en vigor, el pescador puede elegir su equipo basándose en los siguientes principios:
- En el caso de los anzuelos pequeños para peces pequeños, sobre todo en arroyos, lo ideal es un anzuelo pequeño sin púas, ya que es menos dañino para los peces pequeños.
- Para las ondulaciones de tamaño medio, en ríos y lagos, las asistencias parecen ser el mejor compromiso, generalmente pican en la comisura del labio, y la flexibilidad de la trenza hace que se enganchen muy pocos peces.
- Por último, al pescar con grandes ondulaciones, puede utilizar triples bastante fuertes para conseguir la mejor picada del pez de sus sueños.
Pescando truchas con una cucharilla en un río
En los ríos, la pesca de la trucha con cucharilla bamboleante se realiza generalmente con modelos de entre 3 y 10 g. Se trata de un señuelo que puede utilizarse en casi todas las posiciones de pesca de la trucha, desde las corrientes hasta las contracorrientes y los remansos más profundos. El señuelo se mueve río arriba tanto como sea posible para mantener un perfil bajo, y los lances se hacen generalmente desde ¾ del camino río arriba con la recuperación ligeramente más rápida que la velocidad de la corriente. El ángulo de la caña desempeña un papel importante en la profundidad a la que se mueve la cucharilla, por lo que hay que ir bajando o subiendo la caña para evitar que se enganche y para que la cucharilla pesque de forma óptima en la capa de agua deseada.
Cuando el agua es muy clara y la corriente débil, es preferible permanecer discreto y sutil utilizando pequeños modelos de cucharillas ondulantes, que luego deben llevarse muy lentamente por encima del fondo en un movimiento lineal que puede intercalarse con pequeños golpes de púas para imitar a un pez herido y desencadenar los ataques.

El señuelo ondulante para la trucha de lago, un señuelo imprescindible
Para la pesca en lagos, ya sean naturales o embalsados, la cucharilla ondulante es un señuelo esencial que no puede faltar en su caja de aparejos. Presenta numerosas ventajas, la principal de las cuales es su capacidad de prospección. Con una caña convenientemente potente, una cucharilla ondulante puede lanzarse a gran distancia y funcionar a cualquier profundidad. El pescador debe permanecer atento durante la fase de descenso, ya que no es raro que las truchas se apoderen del señuelo metálico mientras revolotea intentando llegar al fondo, por lo que hay que dar un golpe muy rápido antes de que el pez suelte su presa.
Si, por el contrario, no se siente ningún toque, una vez establecido el contacto con el fondo, se puede iniciar una lenta recogida sobre el fondo, ¡que sigue siendo una de las animaciones más sencillas y eficaces! El toque de trucha con una cucharilla bamboleante es a veces seco y violento cuando los peces están muy activos, pero también puede ser muy sutil, con un primer golpe de nariz casi imperceptible, tras el cual hay que seguir picando. Luego, unas vueltas de manivela más tarde, hay una picada más pronunciada, que esta vez merece un golpe enérgico y amplio.
Al recuperarlo, es posible dar de vez en cuando unas cuantas sacudidas para romper la acción lineal de natación del señuelo ondulante, que a veces puede desencadenar ataques de los peces que le siguen.