Cebos para todos los peces
De hecho, que la caña sea de última tecnología o un simple bambú tiene poca importancia para el pez. Son los jugos que desprende el cebo, sus reflejos o su vivacidad los que decidirán al depredador a picar, creando así el momento mágico del toque.
Todo lo que está vivo puede servir de alimento a los peces. Pero es importante saber que ningún pez come de todo, sino sólo presas específicas. Un pescado magro de 40 kilos no se comerá más un gusano de areca que una lubina un mejillón en su concha.

Una amplia gama de cebos
Antes de salir a pescar, hazte con varias variedades de cebo para intentar capturar distintos tipos de peces. Estos cebos pertenecen a seis familias principales: gusanos, moluscos, peces, cefalópodos, crustáceos y cebos vegetales.
La lista no es ni mucho menos exhaustiva, y sin duda encontrará otros cebos en su zona. Ya sea en compañía de otros pescadores, siguiendo los consejos de una tienda de aparejos o simplemente observando la naturaleza y el contenido estomacal de sus capturas.

La frescura está a la orden del día
Cada cebo tiene una cosecha específica, algunas de las cuales se pueden comprar, como gusanos, cefalópodos o peces. Recuerda que los peces viven en el mismo entorno que sus presas y están acostumbrados a comerlas vivas o recién muertas, ya que nada dura mucho bajo el agua. La frescura es la cualidad más importante del cebo, y es importante para que los peces se decidan a picar.
Los cebos deben almacenarse en agua reabastecida regularmente, en parte de su medio original o en una nevera con hielo. También se pueden congelar o salar. La dieta de los peces puede variar ligeramente en función de la zona de pesca y del pez buscado.
Por último, una regla de oro específica de la pesca con cebo: cámbielo con regularidad. En el agua, los cebos pierden su olor con el tiempo, lo que los hace menos atractivos y reduce el número de aciertos.