Cefalópodos para la pesca marítima
Los cefalópodos son comidos por casi todos los peces, pero cuando se usan en conjunto, se llevarán a los grandes y especialmente a los muy grandes. Estos cebos se pueden utilizar durante todo el año y tomarán tanto los flacos en la temporada de verano como los diversos tiburones, y también se utilizarán en invierno para los grandes congrios, grandes abadejos, pescadillas y muchos otros. Es bueno tenerlos además para pescar grandes picadas a dúo. Montados en anzuelos de caña larga, anzuelos circulares o anzuelos octopus, basta con seducir al pez con un aparejo adecuado.
Para el pez entero, utilice dos anzuelos y si pesca de noche, se recomienda una luz de estrellas para acentuar el aspecto visual y seguro que le dará placer después. Muy resistentes, los cefalópodos no necesitan ningún hilo elástico para su sujeción, pero sin embargo habrá que cambiarlos regularmente para un máximo atractivo. Colocados en el lugar adecuado, estos cebos no suelen dejar indiferentes a las grandes lubinas o a los pececillos durante mucho tiempo en las zonas arenosas.

Cefalópodos de uso común

Con un blanco de sepia entero se puede pescar cualquier pez grande como lubina, magre, congrio, etc... El calamar se puede utilizar en todas sus formas, entero, en trozos, en tiras, todos los peces lo comen.

¿Cómo conseguir cefalópodos?
Los cefalópodos se pescan sobre todo desde un dique, desde la orilla o desde una embarcación, con un señuelo llamado potera. Un jig, a veces también llamado calamar, es un accesorio de pesca compuesto por un señuelo y un anillo de anzuelos. En su forma más rústica, el jig está compuesto simplemente por un plomo (o no), y provisto de una corona de puntas. Los jigs pueden imitar la forma de pequeños peces o gambas, ser fosforescentes o luminosos. Este tipo de pesca es posible a partir de la primavera, cuando los cefalópodos llegan a la costa.
Puedes mantenerlos vivos en el vivero de tu embarcación o en la nevera, pero no durante mucho tiempo, al cabo de unos días se estropearán. Si quieres conservarlos más tiempo, mételos en el congelador, pero recuerda que un cebo congelado no vale lo mismo que uno fresco. La frescura de tu cefalópodo desprenderá más olor y su color también será menos apagado.