Volver a lo básico
La pesca desde la orilla permite volver a lo básico. Fácil de practicar y sin apenas equipamiento, es tan sencillo como ir de roca en roca con la caña y un puñado de señuelos.

Esta técnica es muy diferente de la que se utiliza en un barco. Aquí no hay electrónica, ni motores potentes para desplazarse de un puesto a otro, sólo unos pájaros y tu sentido del agua para guiarte hacia zonas interesantes para prospectar. En mi opinión, aprender a pescar en el mar y perfeccionar tus habilidades requiere innegablemente un poco de práctica a bordo.
Elegir el lugar adecuado para pescar peces grandes
Practicar desde la orilla no da derecho a ir a la zona equivocada. El acceso a determinados puntos es relativamente complicado y a veces requiere una larga caminata por senderos empinados. No hay nada más desmotivador que darse cuenta, una vez que se ha llegado al lugar, de que se ha cometido un error y tener que dar marcha atrás. Así que hay que elegir bien el lugar.

Para ello, tenga en cuenta la estacionalidad, los hábitos de los peces y la presencia de alimentos. A menudo conviene explorar con antelación. Yo lo hago a menudo, quizá equipado con prismáticos, escudriñando la costa en busca de zonas donde cacen aves. Si quiere pescar sobre todo lubinas grandes, tendrá que explorar zonas donde la presión de pesca sea baja, para ofrecer refugio a los grandes ejemplares que, no lo olvidemos, ya han visto pasar un buen número de señuelos por encima de sus cabezas.
¡Ponga el despertador!
También hay que madrugar o acostarse tarde para maximizar las posibilidades de capturar un buen ejemplar. A lo largo de los años, he observado que mis mejores capturas suelen producirse al amanecer o con las primeras luces del día. En esta época, sobre todo en verano, es cuando hay menos actividad en el agua.
El viento es tu aliado
Para optimizar sus posibilidades de salir al agua, fíjese bien en la previsión meteorológica. Un viento fuerte, de entre 15 y 20 nudos, agitará el mar. Hay que reconocer que estas condiciones dificultan la práctica, ya que se corre el riesgo de tener un banderín constante en la línea y tener que lanzar contra el viento, con lo que se pierde distancia de lance. Pero no se trata de eso El efecto de estas condiciones ciertamente difíciles es reducir la vigilancia de los depredadores y enturbiar ligeramente el agua.

¡Todo está en la espuma!
Las condiciones meteorológicas ventosas crearán olas. Al chocar contra los guijarros, agitan las rocas, arrancando la biodiversidad que allí vive. ¡Qué mejor que alimentarse de pequeños cangrejos, gambas y otros crustáceos sin demasiado esfuerzo!

Como pescadores, ¡apuntemos primero a estas zonas! Se reconocen fácilmente por la presencia de espuma o remolinos. Lance tan cerca como pueda y controle el descenso, ya que la picada puede ser muy rápida.
Elección de señuelos
Cuando pesco con poca luz o en condiciones adversas, utilizo casi exclusivamente sábalos. Esto se debe a que un señuelo discreto es más difícil de detectar para la lubina. El entorno agitado requiere, por tanto, un señuelo que emita fuertes vibraciones. En estas condiciones, los sábalos, gracias a su paleta, son perfectos y una animación lineal de los mismos, bien adaptada.

En busca de la lubina grande
- Favorecer los periodos de salida o puesta del sol
- Es preferible el tiempo ventoso y el mar ligeramente agitado
- Son preferibles las zonas con poca actividad de navegación
- Salga de los caminos trillados