Sinopsis de la película Bajo el Sena
En el verano de 2024, París acoge por primera vez los campeonatos del mundo de triatlón. El evento se celebrará en el Sena. Sophia, una brillante científica especialista en tiburones, es alertada por Mika, una joven activista medioambiental, de la presencia de un gran tiburón en las profundidades del río, en pleno centro de París. Ambos forman equipo con Adil, el comandante de la policía fluvial, para evitar un baño de sangre en el corazón de la capital.

Mandíbulas francés
A decir verdad, no hay que esperar descubrir el Sena y su riqueza piscícola. Ni una sola perca o lucioperca. Sólo un desafortunado siluro muerto (asesinado por el tiburón) y apenas realista figura en el reparto de la película dirigida por Xavier Gens. No ayudó el hecho de que muchas de las escenas se rodaran en estudios especializados en secuencias submarinas para el cine. Para dar más realismo a las escenas submarinas, el equipo de rodaje tuvo que crear una corriente y llenar el agua de residuos
Por lo tanto, a los pescadores no nos sirve de mucho ver este thriller, que no es más que otra edición del D entes del mar . Sin embargo, la película deja entrever las intenciones, a veces infundadas y peligrosas, de los defensores de los derechos de los animales. Una película que, sin duda, no hará ningún favor a los amantes del río y de su rica vida piscícola.

Un siluro en lugar de un tiburón
Hay que señalar, sin embargo, que esta película es objeto de una demanda por "parasitismo" interpuesta por el director Vincent Dietschy. El director acusa a los productores de Bajo el Sena por retomar la idea de un guión que había ideado en 2011 titulado Bagre . Para este último, las similitudes entre su proyecto, Bagre (sobre un siluro devorador de hombres en el río de París en vísperas de los Juegos Olímpicos), y el guión de Bajo el Sena son demasiado numerosos para ser una mera coincidencia. Un juicio que tendrá lugar el 14 de junio de 2024 y que decidirá el destino de la película de Netflix.
Otro escenario que sin duda no habría ayudado a los pescadores recreativos de la capital francesa a concienciarse de la importancia de la diversidad piscícola del Sena. Los pescadores parisinos tendrán que seguir luchando para poder disfrutar de su afición sin dificultades.