Un pez de fácil acceso

Aunque la caballa española es un pez pelágico de alta mar, se mueve mucho y a veces puede encontrarse muy cerca de la orilla. Por lo tanto, se pueden pescar fácilmente a potera y, por supuesto, en barco si tiene la suerte de poseer uno. La caballa española no es un pez muy receloso, pero a veces muerde todos los señuelos que se le lanzan durante los frenesíes alimenticios.
Sin embargo, este pez es especialmente aficionado a los pequeños jigs de lance, imprescindibles para todos los peces pelágicos. El popper también es muy eficaz, ya que a este pez le encanta agarrar presas fáciles que estén heridas o desorientadas y chapoteen en la superficie.
Un luchador poderoso

Si nos fijamos en la relación potencia-peso de la caballa, es capaz de competir con la gran mayoría de los peces del Mediterráneo. Es fácil reconocer la lucha de la caballa, con sus ráfagas repentinas y rápidas pero muy cortas. Es el pez perfecto para iniciar a un principiante en la pesca pelágica.
Algunos principios comunes se aplican a todos los combates con este tipo de peces, en particular la cantidad correcta de resistencia para detener un arranque violento. Es importante no dejar que la caballa coja demasiada velocidad, de lo contrario perderá el combate rápidamente. La caballa española con aparejos ligeros le proporcionará grandes sensaciones y permitirá a los pescadores noveles probar por primera vez la lucha real.
Identificar una cacería de caballa española

No es raro que la caballa española cace al mismo tiempo, aunque en zonas diferentes, que otros peces pelágicos como la pelambrera o el atún. La caza de la caballa se reconoce por el caldo que se forma cuando el pez forrajero se ve obligado a salir a la superficie. La caballa no crea salpicaduras muy grandes, sino que tiende a dividir el agua justo por debajo de la película. Las cazas de caballa suelen ser avistadas por aves, gaviotas o gaviotines, que aprovechan la ocasión para alimentarse abundantemente. Las anchoas y las sardinas suelen ser empujadas fuera del agua por las caballas, que rompen el banco a toda velocidad.
Evidentemente, una vez que hayas detectado estos diversos detalles, podrás elegir un lance y un señuelo adaptados para que sean lo más eficaces posible. Los señuelos grandes, de más de 7 cm, no son muy eficaces porque la caballa española rara vez pesa más de un kilo y, por lo tanto, no tiene la misma facilidad que un pelágico de 3 kilos para capturar una presa grande.