Acerca el señuelo al fondo
Una vez en el fondo, el señuelo debe permanecer cerca del relieve submarino y seguir la topografía de las rocas. Vigila la sonda para anticipar la llegada de una gran cabeza de roca, a veces de varios metros. Cuando ya no sientas el fondo, deja que el sedal retroceda un poco hasta que sientas un pequeño -toc- de vez en cuando, que indica que estás cerca de las rocas. De esta forma, puedes mantener el señuelo cerca de las marcas de la barra. La animación es minimalista. Sólo tienes que mover la muñeca y seguir el descenso del señuelo, intentando mantener el sedal tenso. Cuanto más barriga tenga el trenzado, más difícil será sentir las picadas. Sin embargo, no debes frenar el señuelo mientras desciende, sólo acompañarlo mientras se mueve por la punta para evitar que el trenzado forme un arco. Siempre debes mantener un control visual del trenzado

- Deje que el señuelo se hunda, toque el fondo una vez y recupérelo dando tirones en el fondo.
- Se puede ver la cabeza de la roca en la sonda y hay que estar muy atento para rozar el fondo sin engancharse.
- Mientras no sientas el fondo, deja caer el señuelo.
- Animamos en dientes de sierra, rascando el fondo hasta que termina la deriva.
- Si una lubina sigue el señuelo sin atacar, cambie el tamaño o reduzca el peso del señuelo.
Ferrer en el más mínimo -toc- en la bajada
La picada casi siempre se produce cuando el señuelo desciende. A medida que el señuelo desciende, se puede sentir un -toc- cuando el señuelo toca el fondo, pero también un -toc- más enérgico cuando una lubina golpea el señuelo. Entonces aspira el señuelo y da un cabezazo que resuena en la caña, siempre que ésta sea sensible. En este caso, hay que golpear levantando la caña rápidamente con una sacudida brusca. Es un reflejo que hay que adquirir sobre la marcha.

Equipos sensibles
El equipamiento es de vital importancia para el éxito de este tipo de pesca. En concreto, la caña y el trenzado. Estos son los dos productos en los que primero hay que invertir si se quiere tener éxito. Una caña de 10-40 g hará frente a la mayoría de las situaciones. El famoso sábalo de 12 cm con una cabeza de plomo de 40 g puede dar buenos resultados. El trenzado ideal es de 0,12 a 0,14 mm. Para pescar con pequeñas babosas de 12 cm con cabeza de 20 g, una caña fina de 5-20 g es perfecta con un trenzado de 0,10 a 0,12 mm.