La lubina es un pez eurihalino, lo que significa que puede adaptarse perfectamente a las diferencias de salinidad y, por lo tanto, al agua salobre; es bastante natural que aproveche esta ventaja para nadar a veces muy alto en los estuarios para alimentarse. Estos ecosistemas especiales entre el mar y el río ofrecen muchas ventajas a los pescadores de lubina, por no mencionar el hecho de que albergan un gran número de peces.

Un entorno tranquilizador
Los estuarios son entornos especialmente tranquilizadores para los pescadores de orilla. Con su perfil fluvial (más las mareas), las manchas y las corrientes son relativamente fáciles de detectar en comparación con un litoral rocoso o una playa. Además, la impresión de inmensidad tiende a desaparecer en estos entornos "cerrados". Esta característica particular da la sensación de poder localizar los peces más fácilmente y ayuda considerablemente a tomar decisiones rápidas y más o menos seguras sobre la elección del lugar.

Importantes fuentes de alimentos
Los estuarios son muy ricos en alimentos por muchas razones. La primera es que suelen contener estructuras artificiales, como los criaderos de ostras, que inevitablemente crean una cadena alimentaria. Pero eso no es todo: los sustratos y la fauna son muy variados, y en un mismo entorno podemos encontrar marismas ricas en arenicolas y otros gusanos, graveras que albergan diversos moluscos, estructuras rocosas a veces especialmente marcadas y diversas plantas, entre ellas las famosas algas. Así, si bien abundan los gusanos y los bivalvos, también lo hacen los crustáceos y los peces forrajeros.
En una reserva alimentaria tan variada habitan inevitablemente todas las especies de peces de bajura, incluida la lubina.

Una gran variedad de lugares accesibles
Esta variedad de estructuras y sustratos, así como la topografía muy irregular de las orillas y el fondo marino, ofrecen una ventaja innegable a los pescadores de orilla: una enorme variedad de lugares disponibles y accesibles.
Encontrará criaderos de ostras, costas escarpadas y rocosas, campos de algas, marismas, corrientes y contracorrientes, pozas, riffles, buntones y afloramientos rocosos. La diversidad de puntos significa que no sólo puede prospectar numerosas zonas sin tener que caminar durante horas entre cada una de ellas, sino que también puede centrar su atención en una característica concreta en función de la estación, el momento y las supuestas necesidades de la lubina en cada momento.

La posibilidad de utilizar todas las técnicas
En la misma línea, y debido a la característica anterior, la ventaja de las rías es que ofrecen a todos los pescadores itinerantes la posibilidad de practicar su(s) técnica(s) de pesca favorita(s). En efecto, todo es posible: pesca de superficie, con mosca, al arrastre o al raspón. Los estuarios también son un campo de juego favorito para la pesca a pez visto.
Depende de ti adaptar tu técnica al punto al que apuntas, o elegir el punto en función de la técnica que quieras practicar.

Entender cómo funciona para tener éxito
Tras esta descripción se esconde una imagen idílica, pero la realidad es bien distinta. Aunque los estuarios son ciertamente muy ricos en peces y muy complacientes para los pescadores de orilla, es necesario entender cómo funcionan. Aquí no hay reglas generales, y cada aber o ría tiene su propia lógica. Una será más prolífica cuando el agua esté bajando, otra cuando esté subiendo, y sobre todo se trata de entornos en los que los peces se mueven de un punto a otro, por lo que es esencial entender cuándo una zona se convierte realmente en un punto... Por lo tanto, el nivel del agua es fundamental, ya que es en un momento preciso cuando se produce el acceso o el suministro de alimento. Estas ventanas de oportunidad suelen ser bastante cortas, de unos 30 minutos, pero si sabe identificarlas, podrá capturar magníficos peces a sus pies.
El equipamiento
Para pescar en estos entornos, ricos en gambas, cangrejos y pequeños peces forrajeros, y en los que se pueden encontrar lubinas en apenas unos decímetros de agua, lo normal es utilizar señuelos pequeños para seguir el ritmo de las principales presas de los depredadores. Señuelos blandos o duros de entre 8 cm (o a veces más pequeños) y 12 cm combinados con cabezas de plomo de entre 3 g y 10 g cubrirán la mayoría de las necesidades. Algunos combos más pesados pueden ser útiles para el arrastre, pero se trata sólo de un pequeño porcentaje de la pesca practicada en estos entornos. Para poder lanzar y animar estos señuelos ligeros, se puede considerar una caña de 2 m a 2,40 m con una potencia de 3-15 g a 7-35 g. Combinada con un carrete de tamaño 2500 o 3000, trenza PE1 y fluoro entre 25 y 35/100, podrás cubrir todos los puntos y configuraciones que se te presenten.