¿Por qué un señuelo grande favorece a un pez grande?
La teoría es que los peces grandes suelen alimentarse de presas grandes, lo que hace que la idea de un señuelo grande sea bastante lógica: un "gran bocado" atraería a depredadores capaces de engullir presas grandes. Presentar un "gran bocado" podría, por tanto, atraer a los ejemplares más hermosos.
Otra ventaja del señuelo grande es que su volumen y forma desplazan una gran cantidad de agua y generan vibraciones bastante intensas. Este estímulo sensorial puede ser captado por la línea lateral de los peces, lo que puede suponer una ventaja.

Además, el uso de un señuelo grande suele tener el efecto de "filtrar" a los peces: los ejemplares demasiado pequeños, incapaces de tragar una masa tan grande, estarán menos dispuestos a picar, lo que aumenta mecánicamente la proporción de capturas de un tamaño más correcto.
Por último, los peces grandes suelen ser mayores y más económicos en sus movimientos. En este sentido, un señuelo grande que represente una comida energética "rentable" puede interesarles más que un señuelo pequeño.
¿Por qué no es siempre así?
Aunque "señuelo grande = pez grande" tenga sentido en determinadas circunstancias, la realidad de la pesca demuestra que no siempre funciona y varios factores pueden hacer que la estrategia resulte ineficaz o incluso contraproducente.

Lo principal que hay que tener en cuenta es el tamaño de las presas que cazan los peces presentes en la zona. Si los peces cazan presas pequeñas, por ejemplo de 5 cm, no tendría mucho sentido ofrecerles un sábalo de 180 mm. Esta desproporción podría ser contraproducente y alertar a los peces del artefacto artificial que tienen delante.

Ni grande ni pequeño, ¡sólo la talla justa, el ajuste perfecto!
En la práctica, el mejor consejo que puedo dar es que adaptes tu estrategia de señuelos a la realidad del momento.
Si buscas un pez grande en un entorno favorable, es decir, un biotopo rico, la posible presencia de grandes depredadores y presas naturales voluminosas, no dudes en utilizar un señuelo grande.
En cambio, si el entorno o la población de peces no lo justifican, opte por un señuelo más pequeño o intermedio: la frecuencia de aciertos, y a veces la sorpresa de un bello ejemplar, pueden convertirse entonces en su aliado.

Variar los enfoques alternando los tamaños y las formas de los señuelos
Un señuelo "estándar" para probar, luego uno más grande si nada pica, o viceversa.
Por último, no te fijes sólo en el tamaño, sino también en el volumen, el comportamiento y la adaptación: natación, vibraciones, discreción... Todos estos factores pueden marcar la diferencia.

Además, los señuelos grandes remueven mucha agua y suelen ser ruidosos o muy visibles.
En determinadas condiciones (aguas claras, poco profundas o tranquilas, posiciones precisas) esta agitación provocada por un señuelo grande será todo menos eficaz: puede ahuyentar a los peces, grandes y pequeños.

En tales situaciones, un señuelo más discreto y natural suele dar mejores resultados.

/ 







