Primer día
Domingo 27 de abril, primer día con coeficientes superiores a 100, y me acompaña mi colega habitual del viaje por la costa. La repentina llegada del buen tiempo también ha supuesto el regreso de la niebla a este rincón de la punta de Bretaña. Entre un espeso algodón nos dirigiremos a nuestros lugares. Tenemos nuestro GPS, no estamos perdidos y nos mantenemos lo suficientemente cerca de la costa como para distinguir su sombra, lo que nos basta para saber dónde estamos. Conocemos estos lugares de memoria. Durante el trayecto, aprovechamos para pescar al curricán, las caballas han salido.

Después de una hora de navegación, estamos en nuestros puestos, pero aún no está lo suficientemente despejado. Un poco de casting mientras tanto sólo decidirá algunas lubinas pequeñas y un mero bretón (viejo) pescado con uno de los nuevos modelos 2025 de Trèfle création, un Rafaléa 118, un señuelo hundible que se puede nadar en muy poca agua.

Por fin estamos en la orilla y la niebla aún no se ha disipado. Empezamos a recoger almejas y después gambas, como de costumbre. Sigue habiendo restricciones a la recogida, como en las últimas mareas vivas. Esta vez sólo están prohibidos los pectínidos, que siguen siendo la famosa toxina que mencioné en un informe anterior. No importa, todavía hay muchas cosas que recoger y después de las almejas, es el turno de las dormilonas, los rulos y los abalones. Cuidado con los rulos, de momento hay bastantes hembras granulosas, así que dejadlos en la orilla...

Una vez terminada la recolección, es hora del tradicional tentempié a orillas del mar, cuando por fin se disipa la niebla, antes de volver a casa bajo el sol.
Segundo día
El lunes 28 de abril, el mayor coeficiente, 108. Esta vez estaba solo y el sol brillaba nada más entrar en el agua. El mismo recorrido que el día anterior, las lubinas pequeñas también habían salido, pero ningún ejemplar bonito. Siempre el mismo esquema, almejas y gambas para empezar y luego paso a los guijarros más alejados. Encontré algunos étrilles grandes, dormeur y centollos. También vi varias conchas grandes que permanecían en la orilla.

La zona también está invadida por liebres de mar (Aplysia), que se pegan una auténtica carrera en la arena entre los guijarros. Es la primera vez que veo tantas, y también hay cada vez más algas verdes, que han proliferado en el espacio de un mes, cubriendo poco a poco toda la orilla.

Después de un tentempié, esta vez al sol, salí de nuevo en camiseta y seguí pescando algunas lubinas pequeñas con mi señuelo de curricán, un Deep diver de 90mm de Yo Zuri.
Tercer día
El martes 29 de abril fue un día de descanso para el kayak, pero el tiempo acompañó. La sensación térmica seguía siendo de 105, así que aproveché para bajar a la orilla debajo de mi casa, lo que llamamos el jardín. Será una buena cesta de gambas para el aperitivo/terraza de la noche con unas cuantas ostras. Aquí también hay normas diferentes para la pesca de gambas en las distintas regiones. En mi región está abierta todo el año, pero no en todas partes. A pesar de las restricciones cada vez mayores, hay muchas y variadas razones para hacerlo, y se puede seguir disfrutando, siempre que se respeten. Eso sí, hay que informarse bien, porque antes de este episodio de mareas, el mapa de restricciones de la zona cambió 3 veces en 3 días, lo cual no es fácil. La próxima salida será probablemente en mar abierto.

También aquí termina una restricción impuesta este año: la pesca del abadejo se reabre el 1 de mayo, al mismo tiempo que la del lirio de los valles. Cuidado, esto también es complicado para los que no estén acostumbrados a reglamentos enrevesados. Sólo se pueden conservar 2 ejemplares con una ridícula malla de 42 cm, no se permite la suelta y la pesca del abadejo termina una vez que se han conservado estos 2 peces. Me pregunto cómo podrán controlar esto...