Roturas en pequeñas masas de agua
Una vez que ha pasado el otoño y los lucios han acumulado reservas para la estación fría, se vuelven más difíciles de pescar, ya que su metabolismo se ralentiza. Su objetivo, para sobrevivir, es consumir la menor cantidad de energía posible, almacenando al mismo tiempo la mayor cantidad posible.
En la mayoría de las pequeñas masas de agua, las zonas profundas son escasas y todos los lucios de un pequeño lago no pueden congregarse en un mismo lugar sin sufrir la competencia por el alimento. Por lo tanto, se dispersan y se dividen en pequeños grupos de 2 a 3 individuos del mismo tamaño, cerca de una rompiente. La rompiente les facilita el acceso a diferentes profundidades para encontrar la capa de agua con la temperatura más favorable, al igual que los peces blancos de los que se alimentan.
Zonas de calma en los cursos de agua
Los cursos de agua con un aumento drástico del caudal durante el invierno, debido a las precipitaciones, son biotopos difíciles para la vida de los peces. La temperatura suele ser muy baja, y un deshielo sería sinónimo de fusión de la nieve y de una temperatura del agua aún más baja. Por ello, los lucios buscan refugio lo más lejos posible de la corriente, que es un gran consumidor de energía para ellos.
Permanecer las 24 horas del día en medio de un río como el Ródano o el Sena es poco práctico, y menos aún para los peces jóvenes y viejos. Los meandros de un río casi siempre crean zonas de calma, muy apreciadas por los peces en invierno. Una vez más, todos los peces blancos hacen lo mismo, lo que facilita la vida a los depredadores, que sólo tienen que esperar a que la presa pase a su alcance.
Pesca pelágica en grandes lagos
Los grandes lagos y las masas de agua muy profundas crean un comportamiento en el lucio que cada año comprendemos mejor. Los peces se alejan de las orillas, ya que hay muy poco espacio vital para el número de peces. Un lucio vive generalmente a una profundidad de entre 0 y 30 metros, pero también lo hacen todos sus congéneres. Los peces grandes irán por tanto en busca de presas grandes que tengan el mismo comportamiento que ellos, la vida pelágica.
Para un lucio, la ventaja es obvia: puede alimentarse acechando todo el día, sin moverse, mientras tiene acceso a diferentes profundidades si cambia la temperatura del agua. En general, los lagos de los Alpes, el sureste y el extremo este son ideales para este tipo de pesca pelágica invernal por sus grandes profundidades.
