Un acantilado rocoso
El acantilado rocoso es uno de los lugares favoritos del black bass en invierno gracias a las diversas ventajas que ofrece. La verticalidad del lugar facilita el acceso a diferentes profundidades, lo que permite a los peces elegir la capa de agua más cálida sin tener que desplazarse demasiado. A durante este periodo, el black bass suele permanecer suspendido entre dos aguas, a pocos metros de la roca, a la espera de que se le presente una presa.
En los días soleados, la roca almacena el calor de los rayos solares y lo difunde lentamente en el agua. Ésta es la mejor forma de que el black bass se caliente durante una tarde y se active para alimentarse. En cambio, si sopla un viento fuerte y se agita el agua fría de la superficie, los peces podrán descender a la capa de agua y refugiarse de las variaciones de temperatura.
Puntos profundos
En muchos lagos, sobre todo en los embalsados, se puede encontrar el lecho de un antiguo río en la parte principal de la masa de agua. Dependiendo de la profundidad a la que se encuentre, este lecho es una zona especialmente apreciada por el black bass. El lugar soñado para ellos es un punto adyacente a este famoso lecho, que les permite subir o bajar rápidamente para cazar en los bancos de peces blancos agrupados en estos mismos puntos.
Sin embargo, las puntas suelen ser rocosas y difíciles de pescar correctamente debido a la cantidad de enganches. No obstante, merece la pena pescarlas con precisión, ya que son el lugar perfecto para encontrar a los peces grandes. Durante los periodos de poca actividad, los black bass suelen encontrarse a ambos lados de la punta, y luego se desplazarán hacia la parte superior en el momento adecuado para empezar a cazar.
Cubierta inundada
La cobertura es, sin duda, la zona preferida por los black bass, sea cual sea la época del año. Sin embargo, no siempre es fácil encontrarlos a la profundidad adecuada. Las zonas favoritas de los black bass son los arbustos y árboles totalmente sumergidos, que pueden encontrarse en torno a los diez metros. La cobertura les ofrece protección frente a otros depredadores y, sobre todo, una despensa inagotable, ya que los peces blancos también se esconden allí.
Este tipo de zona no siempre es fácil de encontrar en lagos donde el nivel del agua cambia muy poco, pero un solo arbusto basta para retener a un individuo muy grande que habría luchado por este lugar ideal.
