¿Por qué utilizar una grapa?
Para pescar cefalópodos desde la orilla o desde una embarcación, los jigs son una herramienta muy útil. El principio básico de la grapa es permitirte cambiar de jig rápidamente, sin tener que cortar el sedal y volver a hacer el nudo para usar otro.
Pero eso no es todo lo que hace una grapa: también da a la potera una mayor libertad de acción, ya que no está sujeta a un punto fijo, sino a una articulación. Existen diferentes formas y tamaños de jigs, incluidos algunos diseñados específicamente para la pesca de cefalópodos. Vamos a fijarnos en los anzuelos para jigs convencionales, ya que los llamados anzuelos "rápidos" para jigs son demasiado frágiles y suelen abrirse solos, por lo que conviene evitarlos.
El clip clásico
La forma más básica de grapa es un simple lazo de cuerda de piano para sujetar nuestro señuelo, más otro lazo para sujetar el sedal. Un pequeño pasador mantiene cerrada la grapa. Algunos modelos son más resistentes que otros, debido principalmente a la rigidez y grosor de la cuerda de piano. Existen multitud de tamaños diferentes que se adaptan a nuestro tipo de pesca. Las grapas clásicas grandes se utilizan generalmente para la pesca vertical, en aparejos apilados, gracias a la libertad de movimiento que ofrecen al jig flotante durante la animación.
Por otro lado, para la pesca bichi-bachi desde la orilla se utilizan anzuelos clásicos de potera muy pequeños para conservar la ventaja de un cambio rápido de señuelo y, al mismo tiempo, mantener el morro de la potera para una animación eficaz. En general, la robustez de los jigs para la pesca de cefalópodos no es muy importante, un modelo que cierre bien es más que suficiente, ya que la sepia y el calamar no tiran con fuerza como para abrirlos o romperlos.
El clip especial bichi-bachi
La versión especializada del anzuelo bichi-bachi jig es muy fácil de identificar. Su aspecto es muy similar al de un anzuelo para jig clásico, pero el bucle para el señuelo tiene una pequeña ranura. Esto permite sujetar la anilla de la cabeza del jig de forma más segura que con un anzuelo convencional.
Este fenómeno permite transmitir mejor la animación, como ocurriría si no tuviéramos una grapa. Así, será más probable que el jig reaccione sacudiéndose hacia uno u otro lado cuando se golpee la caña para animarlo. La animación será por tanto más eficaz, al tiempo que nos permitirá cambiar de jig fácilmente, sobre todo por la noche, cuando resulta más complicado hacer nudos.
