Lo diré sin rodeos: los lucios, que eran la especie objetivo de esta primera sesión, no se mostraron muy cooperativos, pero conseguí 5 de ellos. No importa, otros protagonistas sorpresa me hicieron una visita, para mi deleite. Empezaré por el más inesperado: la lubina rayada, cuyo camino tuve la suerte de cruzar durante esta sesión de pesca en busca de luciopercas.

Lubina rayada en el río San Lorenzo
La lubina rayada había desaparecido por completo del río durante varias décadas, debido a la sobrepesca de los pescadores profesionales. Su reintroducción, iniciada en 2012, parece estar dando frutos. En esta región de Quebec, cerca de Montreal, este pez está protegido por la Ley de Especies en Peligro. Por tanto, su pesca está prohibida todo el año. Las capturas accidentales pueden ocurrir y no hay nada que hacer al respecto: lo principal en este caso es devolver el pez al agua en las mejores condiciones posibles.

Tras capturar varias lubinas rayadas, decidí alejarme de la zona de pesca, ya que dudaba que tal concentración fuera beneficiosa para la búsqueda de luciopercas. Al alejarme de la zona, pesqué algunos leucomas pequeños y terminé mi primer día del año en el agua con otro invitado sorpresa: un lucio.

La técnica
En cuanto a la técnica, pesqué en vertical. Los peces se mostraban caprichosos con el color del señuelo y sólo 3 colores me dieron resultados: dorso verde y vientre blanco, dorso amarillo y vientre blanco y todo blanco, como si la presencia del blanco fuera el elemento común. Perdí mucho tiempo pescando con un señuelo amarillo, en vano. Esto demuestra que no hay que dudar en cambiar a menudo de señuelo para encontrar el patrón adecuado, lo que no siempre es fácil cuando se confía demasiado en el señuelo.

Aún me quedan unos días antes del cierre para esperar encontrar las grandes luciopercas de río, así que permanezcan atentos.