Retorno de sesión / Gravera en otoño: una estrategia exitosa para las grandes carpas

Pesca de carpas en graveras © Grégory MARTIN

Con su tiempo caprichoso, su estrategia meticulosa y su perseverancia, esta sesión de otoño cumplió todas sus promesas. He aquí un repaso a tres noches rápidas en las que se pescaron hermosos ejemplares, entre ellos uno de más de 25 kilos.

Pescar en otoño en una gravera significa aceptar los caprichos del cielo, el descenso de las temperaturas y confiar en una lectura precisa del comportamiento de las carpas locales. El objetivo principal de esta sesión, que preparé a largo plazo, era desencadenar un pico de actividad en una zona específica de una gravera con una amplia gama de variaciones de fondo, con el fin de enganchar un pez grande. Y a pesar de las limitaciones, la distancia, el tiempo, la logística... El resultado mereció la pena.

Una estrategia a largo plazo

Todo empezó tres semanas antes de la primera noche de pesca. A pesar de que estaba a más de una hora en coche de la gravera, establecí un programa regular de cebado previo: dos o tres pases a la semana con 5 a 10 kilos de boilies y pellets en cada cebado. En el menú había cebos de las gamas Starbaits Performance Concept y Probiotic. ¿El objetivo? Acostumbrar a los peces a alimentarse en una zona amplia y bien delimitada.

Para ganar tiempo durante las sesiones, había definido de antemano mis puntos GPS, lo que me permitía colocar mis aparejos al milímetro con el barco de cebo respetando una lógica de cebado por habituación. Cada aparejo se colocaba sin ningún recuerdo directo, para no despertar las sospechas de los peces más grandes.

Condiciones perfectas para un gran pez

El momento era ideal: enfriamiento gradual, tiempo inestable sin lluvia y presión atmosférica en descenso. Había planeado tres noches de rayos, no consecutivas.

¡La primera habrá bastado para validar el objetivo!

Tras un potente arranque en plena noche, la sorpresa fue total: los peces se atascaron rápidamente en ramas sumergidas... Pero no había ninguna barca disponible. Empecé "tocando la guitarra" en el sedal antes de soltarlo completamente abriendo la recogida. Esperé unos largos segundos y volví a hacer contacto, con la esperanza de que hubiera funcionado. ¡Bingo! El pez se había liberado de los obstáculos. Se reanudó la lucha, intensa y pesada, típica de aguas con buena profundidad. En la red de desembarque un gran bloque que pesaba más de 25 kilos.

Aunque el objetivo se alcanzó rápidamente, mi pesca no se detuvo ahí. Unas cuantas carpas más me acompañaron

Opciones técnicas rentables

Para limitar la presión de los indeseables y mantener al mismo tiempo una fuerte atracción, opté por pellets de gran diámetro, de 20 y 24 mm. Esto también permitió que los indeseables se adhirieran a los perdigones. Los aparejos utilizados también estaban en consonancia con este enfoque. Sin complicaciones, con material duro y nada más que material duro. No sólo por los combates, a menudo largos, y la presencia de obstáculos, sino también para evitar que fueran dañados por los numerosos indeseables (cangrejos de río, siluros, etc.).

Esta sesión otoñal demuestra una cosa: la observación, la regularidad y la precisión dan sus frutos. Incluso con pocas noches programadas, una estrategia rigurosa basada en la anticipación y la planificación suele conducir al éxito de la pesca. Este ejemplar de más de 25 kilos seguirá siendo una gran sorpresa y, sobre todo, un gran logro.

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