Elegir el señuelo adecuado es siempre una cuestión clave cuando se llega a la orilla del agua. Observas el entorno, el tiempo, el color del agua, las presas y decides qué utilizar... Puedes elegir un señuelo que sea especialmente visible y provocador, o lo contrario, darle un aspecto escurridizo.

Señuelos llamativos
Los señuelos, que nos resultan especialmente visibles por su color fluorescente y su fuerte sonido, suelen utilizarse y ser eficaces en tres contextos específicos:
- La visibilidad es especialmente escasa debido al color del agua o a la luz ambiental.
- La actividad es intensa y los peces están a la caza.
- Los peces son completamente apáticos y necesitan que se les provoque
Mimetismo
En todas las demás situaciones, digamos más comunes o incluso "normales", la estrategia de partida suele ser imitar a las presas de los depredadores y elegir colores naturales. Pero existe una amplia gama de tonalidades, contrastes y opacidades. Estos parámetros influyen en la localización e identificación de nuestro señuelo. A veces tienen un gran impacto en nuestros resultados.

Miedo a perder la presa
De hecho, ajustando los parámetros del señuelo, éste se mimetiza más o menos con el entorno y a veces puede resultar difícil de localizar visualmente para los depredadores. Ante esta incertidumbre, los depredadores se sentirán más inclinados a atacar porque no están seguros de que vayan a tener muchas oportunidades de hacerlo. Este miedo a perder la presa es un factor que no debe pasarse por alto a la hora de elegir el color del señuelo.
Contraste y color de fondo
Por ejemplo, observará que muchos señuelos tienen un contraste entre el color del lomo y el del vientre. La primera razón es que, visto desde arriba o desde abajo, el fondo es diferente. Visto desde abajo, el vientre claro de un señuelo se funde con el color claro del cielo y, a la inversa, visto desde arriba, el dorso oscuro del señuelo "desaparece" contra el color a menudo oscuro del sustrato. Este mimetismo acentúa la naturaleza invisible de nuestro señuelo y el deseo de atacarlo antes de perderlo de vista.

Contraste y balanceo
La segunda razón por la que los señuelos suelen tener un contraste de color está relacionada con su acción natatoria. La acción de balanceo, en la que el señuelo gira sobre sí mismo, tiene un objetivo preciso, que es hacer que la parte trasera del señuelo aparezca y luego desaparezca a los ojos de los depredadores. Este contraste, combinado con la alternancia entre lo visible y lo invisible, crea una gran incertidumbre e interés en los peces. Perciben nuestro señuelo sólo de forma intermitente y entonces se sienten más inclinados a atacarlo.
Transparencia
La opacidad del señuelo también es un factor a este respecto. Los rayos de luz atraviesan el cuerpo de los señuelos transparentes, que son muy mal percibidos por los depredadores. Sienten las vibraciones, "oyen" las cuentas, pero tienen dificultades para verlas con precisión y, por lo tanto, siempre están inseguros de poder realizar un ataque preciso... Así que cuando se les presenta la oportunidad, ¡la aprovechan!

Invisible pero audible
Aunque su señuelo sea de algún modo "invisible" o difícil de localizar, los depredadores lo identifican perfectamente. Las vibraciones y sonidos emitidos son percibidos a lo largo y ancho de la línea lateral de los peces. La pesca nocturna es una prueba de ello