Un pez fácilmente reconocible
Identificable por su forma ovalada, su ancha boca capaz de engullir grandes presas o su color dorado con una característica mancha negra, el Saint-Pierre es un pez misterioso y caprichoso que atrae la codicia de muchos pescadores por su belleza, sus sabrosas cualidades y la dificultad de encontrar las zonas donde se esconde. Sus caladeros están celosamente guardados por quienes los conocen, y habrá que prospectar para conseguir localizarlos.

Su cabeza representa aproximadamente 1/3 de su tamaño total. El Saint-Pierre es un mal nadador, por lo que tendrá que adaptar su pesca para tener en cuenta este parámetro si quiere conseguir atraerlo. Lo veremos en el interior, pero debes tener en cuenta que la pesca lenta es esencial para conseguir que se pongan en marcha.
Una especie bien representada en nuestras costas
Como ocurre con todas las especies, para optimizar sus posibilidades de captura es fundamental conocer su hábitat, su alimentación y sus hábitos. El Saint-Pierre se encuentra a lo largo de todo el litoral francés, principalmente en zonas arenosas donde le gusta alimentarse de lanzones. También se alimenta de crustáceos y otros peces pequeños.

La mejor época para pescarlos es en verano y a principios de otoño. Generalmente lo encontrará en bancos de unos pocos individuos de tamaño similar. La talla legal de captura es de 18 cm. Obviamente, una malla tan pequeña no da a los peces ninguna posibilidad de alcanzar la madurez sexual, que se sitúa en torno a los 35 cm. Por este motivo, evite capturar peces por debajo de esta luz de malla de 35 cm. Los ejemplares más grandes pesan unos 8 kilos y miden entre 80 y 90 cm.
La leyenda del dedo de San Pedro
El círculo negro a ambos lados del pez es intrigante Cuenta la leyenda que San Pedro se apoderó de este pez para atrapar una moneda de oro alojada en su boca.

Se cree que el gran punto negro de los lados es la marca que hicieron el pulgar y el índice de San Pedro, el apóstol de Jesús, cuando intentó agarrar el pez.