El descubrimiento
Fue durante el verano cuando descubrí un inmenso terreno de juego con otras tantas posibilidades, no lejos de Marennes. Cuando salgo de vacaciones, siempre llevo dos cañas en el maletero del coche, que ocupan un espacio mínimo y me permiten pescar con señuelos o cebos naturales. Como pescador polivalente de agua dulce, consigo sacar regularmente el máximo partido a mi pesca adaptándome a los peces que persigo.
En cambio, soy un mal candidato para la pesca marítima. Mi conocimiento de las mareas -alta, baja y floja- es muy escaso, lo que hace que a menudo me quede con las manos vacías, a pesar del placer de acercarme al borde del agua y respirar el aire marino. Este verano, mi alquiler de verano no estaba en la isla de Oléron, sino en tierra firme, cerca de la ciudadela de Brouage.
Un poco de historia
Fundada en 1555, la ciudad era un importante centro comercial con acceso al mar a través del golfo de Brouage. En el siglo XVII contaba con 4.000 habitantes, en su mayoría ricos comerciantes. He utilizado el pretérito imperfecto para dar a entender que nada es igual hoy en día. Hoy, los tres municipios de Marennes-Hiers-Brouage suman 6.175 habitantes.
Hoy, en los alrededores de Brouage, las marismas se extienden hasta donde alcanza la vista y hay que recorrer algunos kilómetros para ver el océano, o más bien la cuenca de Marennes. El golfo de Brouage ya no existe, se ha encenagado, el agua del mar se ha convertido en agua dulce y las marismas saladas que antaño se explotaban se han convertido en una mezcla de canales y campos. Las carpas y los pájaros han tomado posesión de la zona: ¡este es nuestro patio de recreo!
Hora de actuar
La exploración se hizo en julio por casualidad, y mi suegro y yo fuimos a dar un paseo por esta zona con sus numerosos canales. Al principio, no había peces a la vista, ya que el agua estaba bastante contaminada. Sin embargo, unas burbujas más tarde vimos algunas carpas grandes. Sólo queda atraerlas.
Ha llegado la hora de la acción. Una caña telescópica de 3,50 m, un carrete de tamaño 3000 con sedal bastante resistente (25/100), un corcho Toulouse de 2 g y un bajo de línea clásico con anzuelo de tamaño 8. De hecho, esto es lo que hay en mi caja de aparejos cuando me voy de vacaciones, lo mínimo...
En cuanto al cebo, basta con una lata de maíz barato del supermercado local. A la mañana siguiente de este descubrimiento, llegó la hora de la pesca milagrosa. Bajo un sol radiante, colocamos un puñado de granos de maíz alrededor de las líneas.
Unos instantes después, unos bonitos ejemplares se acercaron a visitar los sencillos y eficaces montajes. El hecho de que no haya árboles ni raíces permite controlar mejor a los peces, pero también es una desventaja, ya que hay que mantenerse alejado de los bordes. Son carpas comunes con hermosas escamas. Por supuesto, no tienen un tamaño y un peso astronómicos (aunque vi algunos ejemplares muy macizos), pero son de extremidades bastante largas y, sobre todo, muy dinámicas. Cabe señalar que también hay una población considerable de carpas, también de buen tamaño.
Así que, si se dirige a la costa de Charentes-Maritimes, piense en las ostras, pero no olvide las posibles carpas.
