Poda selectiva
Si eres un pescador que pesca desde la orilla, te habrás dado cuenta de que es posible pescar sepias o calamares sin que te molesten. Las sepias son cefalópodos que viven muy cerca del fondo, pero pueden trepar uno o dos metros para agarrar un jig si merece la pena el esfuerzo. Las sepias no son tímidas, e incluso los ejemplares más pequeños atacan a presas mucho mayores que ellas.
Los calamares, en cambio, pueden ser muy quisquillosos a la hora de elegir sus presas y los ejemplares más grandes se alimentan a veces de peces muy pequeños, que prefieren comer en grandes cantidades antes que buscar una presa que constituya su comida del día.

Análisis de las presas de la zona
Cada lugar que pesques tiene unas características diferentes en función de la época del año en que lo hagas. Es muy importante adaptar el tamaño del jig que utilices a las presas que más probabilidades tienen de comer los cefalópodos. Si las condiciones no son especiales, utiliza jigs que se asemejen a peces de roca si estás en una costa rocosa.
En las playas y en las zonas portuarias, los peces más comunes son los salmonetes en la capa superficial y los gobios en el fondo. Puedes pescar calamares fácilmente con un jig azul o plateado de 1,8 a 2,5 para imitar un mújol. Del mismo modo, un color marrón o verde natural de tamaño 2,5 a 3,5 será ideal para pescar cerca del fondo y apuntar a la sepia.

Variar nuestros planteamientos
Cuando se pesca con caña, es muy importante saber desafiarse constantemente. Un punto clásico que funciona muy bien la mayor parte del año con jigs naranjas de tamaño 3,5 puede cambiar drásticamente. Basta con que la migración de boquerones o sardinas los acerque a la orilla, seguidos de cerca por los cefalópodos. En este tipo de situación, el 3,5 naranja no tendrá ningún efecto, pero un 2,0 blanco o azul destacará y provocará ataques.
Por supuesto, no siempre es posible saber lo que ocurre bajo el agua, sobre todo de noche. Por eso es tan importante variar con frecuencia el tamaño de la potera y, si es posible, buscar todo lo contrario cuando la actividad es baja. El comportamiento de los cefalópodos puede cambiar muy rápidamente, sobre todo en cuestión de horas o incluso minutos, lo que puede alterar su dieta.
