Pesca en Nueva Zelanda
Hace unos años, pasé varios meses en "el país de la larga nube blanca" con el objetivo de descubrir el país en furgoneta con mi mujer. Más allá de descubrir la cultura, conocer a los lugareños, tenía previsto, por supuesto, llevar cañas para pescar de vez en cuando.
Me dedicaba específicamente a dos especies, la trucha en agua dulce, pero también el martín pescador de cola amarilla, en el mar (primo de la serviola). Al principio de mi estancia, trabajé en Opotiki, en la isla Norte. Trabajaba recogiendo kiwis, original dirán, pero este trabajo me dejaba libre buena parte del día para ir a pescar.
Kahawai o salmón australiano

El río Waioeka discurre a pocos metros del camping y desemboca en el océano Pacífico en una preciosa desembocadura a sólo un kilómetro y medio, perfecta. Este fue uno de los primeros lugares donde lancé un señuelo. El objetivo era ir un poco río arriba para aumentar las posibilidades de encontrar un bonito fario o un arco... Pero para mi gran sorpresa, fue un pez completamente diferente el que apareció delante de mi Ryuki.
Dos tirones más tarde, descubro un nuevo pez, una mezcla entre una lubina y una caballa. Es un pez loco que pelea duro y al que le gusta hacer unas cuantas velas durante los combates. Después de algunas investigaciones en la red, descubro por fin su nombre, el kahawai (nombre maorí) o salmón australiano (arripis trutta), sin embargo no está emparentado con el salmón. Es una especie muy presente en las costas neozelandesas y australianas, un pez costero que también remonta los ríos a lo largo de varios kilómetros. Puede medir hasta 89 cm los ejemplares más grandes y puede vivir unos veinte años.
Pesca del salmón australiano

He podido pescarlo de diferentes maneras y también en diferentes lugares. En los ríos, en primer lugar, como se pescan las truchas en la corriente, con una aproximación fina y discreta. También he podido pescarla en la orilla del mar, en momentos de euforia de varias horas, con señuelos más sustanciosos y en superficie para ataques explosivos.
Si pisa Nueva Zelanda y se topa con el kahawai al borde del agua, le aseguro que merece la pena visitarlo.