Un tiburón inofensivo para los humanos
La pesca de apoyo de la mielga es muy popular en la costa atlántica. La pintarroja (Scyliorhinus canicula). Es un pez de la familia de los tiburones, inofensivo para el ser humano, que alcanza una longitud media de 60 cm y máxima de 80 cm y pesa 3 kg. Tiene un cuerpo alargado de color marrón moteado de marrón oscuro y negro en la parte superior, con los costados de gris claro a blanco. Su boca está debajo de la cabeza, unida a las fosas nasales por una línea curva. Su piel es muy abrasiva e incluso era utilizada por los carpinteros como papel de lija. Puede vivir unos 70 años. Prefiere los fondos arenosos o pedregosos, con preferencia por los que contienen algas. Su color se mimetiza con el fondo y es un excelente camuflaje para sorprender a sus presas. Puede encontrarse a profundidades de hasta 400 m. Es un animal gregario y no es raro que se duplique la pesca de esta especie.
Equipos robustos y potentes

El equipo consistirá en una caña corta de barco de entre 1,80 m y 2,20 m, con una potencia de 100 a 250 gramos y un carrete de spinning con 30 a 40 centésimas de peso. Se ofrecerá un líder de 2 o 3 pilas con un arrastre en la última para ver rápidamente cómo se mantienen los peces en el fondo. Puede añadir cuentas rojas y fosforescentes delante de los anzuelos para mayor atracción, lo que provocará más picadas. Dependiendo de la amplitud de la marea y de la fuerza de las corrientes, puedes dirigir tus líneas con 80 a 200 gramos de plomada. El cebo consistirá en tiras de caballa, sardinas, gusanos, galletas, cangrejos, etcétera. Estos cebos constituyen la dieta de un pez carnívoro.
Encuentre la posición adecuada para registrar grandes éxitos

Por lo general, la embarcación se situará aguas arriba de una cabeza de roca para poder pescar detrás de ella y en la bajada. El cebado se realiza anclando una red llena de estropajo a un metro del fondo. Este tipo de pesca puede practicarse durante todo el año y, en la mayoría de los casos, se pesca mejor con marea floja y marea alta. También se pueden pescar algunos ejemplares con la marea baja, pero en menor número. Además, las mañanas son siempre mejores que las tardes. La picada es limpia y directa y la lucha potente, sobre todo si hay doble. Le sorprenderán los golpes de cabeza, la velocidad de natación y la potencia de las pintarrojas. No se olvide de ajustar el arrastre para trabajarlos con suavidad: sería una pena perderse un pez como éste por un pequeño error técnico.