Retorno de sesión / Sesión de bar en familia: el arte de convertir una salida tranquila en una aventura épica

Excursión de pesca de lubinas © Yann Nabusset

Un domingo por la tarde, cuando me asalta la inspiración, me quedo en el garaje ordenando mis cajas de señuelos. Mi hija se une a mí para ayudarme con el desorden. Salvo que, mientras manipulo las cucharillas, me entran ganas de consultar la previsión meteorológica en el móvil. ¡Lotería!

Las condiciones parecen perfectas para mañana por la mañana en el lado oeste. ¿El problema? Hay que levantarse al amanecer y conducir durante dos horas. Pero la oportunidad es demasiado buena. Les planteo la idea a las chicas: "¿Qué tal una sesión de bar mañana? Salimos a las 6.30 y nos despertamos bruscamente. Las chicas refunfuñan, pero me siguen. Desayuno rápido, equipo en el coche y rumbo a la costa. De camino, mi hija menor consulta su aplicación meteorológica: "Papá, mira, esta tarde va a haber tormenta..." "Volveremos", dice "Volveremos", le respondo, confiado como un gallo.

Al llegar a puerto, el cielo ya está cubierto. Las nubes se acumulan mar adentro. "¿Estás seguro de esto?", me pregunta mi hija mayor. Pero tengo la sensación de que va a funcionar.

Primer contacto con los peces

Abandonamos el puerto bajo un cielo amenazador. Nos dirigimos a mis rocas secretas, una meseta rocosa donde las lubinas vienen a cazar. El agua es clara, perfecta para pescar con señuelo. Coloco la embarcación en la orza habitual. Mi hija pequeña va directa a por un popper, mi hija mayor prefiere un señuelo blando y yo pruebo un jig de 20 g. Primera pasada: nada. Segunda pasada: nada. A la tercera, mi hija saca una lubina de 40 cm con su señuelo blando. ¡Renace la esperanza! Seguimos pescando 4 peces más en 20 minutos.

La calma que preocupa

Volvimos a colocar el barco en posición, seguros de nuestra jugada. Pero esta vez, era un desierto total. Probamos otros señuelos, cambiamos de sector en la meseta... Nada. La tormenta se acercaba y las chicas empezaban a ponerse nerviosas. "¿Volvemos a casa, papá? Pero no, conozco otro punto a 10 minutos. Un lugar rocoso y seco donde ya he hecho algunos buenos golpes. Me dirijo a este nuevo sector.

Sólo que, cuando llegué, me di cuenta de que la marea no era favorable. Hay demasiada agua en los guijarros y los peces no suben.

Quand tu espères une belle photo...
Cuando esperas una buena foto...

Plan B para salvar la sesión

Empiezan a caer las primeras gotas. El ambiente en el barco se pone tenso. Mi hija ya está guardando su bastón. "Otros 10 minutos", negocio. Vuelvo a caer en una cala resguardada donde la corriente forma un bonito remolino. Las lubinas suelen congregarse aquí cuando el mar está picado. Coloco la barca en el lugar adecuado y nos ponemos de nuevo en marcha. Mi hija mayor coge su señuelo blando y yo cambio a un señuelo de superficie. Y al tercer lance, ¡una explosión! Una bonita lubina se tragó mi popper. Se produce el efecto dominó. Mi hija le siguió con un bonito pez de 45 cm. En 30 minutos pescamos 8 lubinas en esta pequeña cala.

La apoteosis

Las nubes se ciernen sobre nosotros, pero los peces están activos. Decido probar mi gran zona, una bajada rocosa cerca de la entrada del puerto. "Una última pasada y nos vamos a casa", digo. Mi hija mayor me pasa su caña: "Tú, tú nos vas a pescar el pez del día" Lanzo mi señuelo cerca de las rocas y comienzo mi animación. De repente, la superficie explota. Una lubina de al menos 60 cm acababa de tragarse mi señuelo La pelea duró 5 minutos, con las chicas filmando con sus teléfonos. Finalmente, la metimos en la red. La mejor de la temporada 65 centímetros de músculo y muy negra.

Une belle session
Una gran sesión

Devolución satisfecha

A la vuelta llovía a cántaros, pero el ambiente era animado. Salvamos una sesión que parecía que iba a verse comprometida y nos trajimos lo suficiente para una buena comida. A veces, cuando todo parece que se va a ir al garete es cuando ocurren las mejores sorpresas.

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