La variedad de señuelos que existen en el mercado hace que las combinaciones posibles en cuanto a vibración, sonido y visibilidad sean infinitas. Enfrentados a nuestras cajas de aparejos, no siempre es fácil saber con qué señuelo empezar. Sin tener en cuenta los criterios de profundidad de nado o vibraciones, he aquí algunas reglas básicas relativas a los vínculos entre el tiempo, el color y el sonido.

Provocar o imitar
En primer lugar, es importante entender que el sonido y el color de nuestros señuelos están diseñados para responder a dos estrategias distintas en la pesca con señuelos. La primera consiste en imitar a las presas en el sentido primario del término y acercarse a los peces de la forma más natural posible. Y la de provocar y jugar con la agresividad de los depredadores.
En realidad, estas dos posibilidades corresponden a menudo al estado de actividad del depredador. O bien están completamente aletargados o, por el contrario, en plena fase de actividad, en cuyo caso jugaremos con su agresividad e intentaremos provocarlos. O se encuentran en una fase "normal", en cuyo caso son más oportunistas que cazadores, e intentaremos ofrecerles un señuelo natural. Pero estas posibilidades también dependen mucho de las características del entorno y de las condiciones meteorológicas.

Factores de luminosidad y ruido
En la naturaleza, la visibilidad de un señuelo depende de las condiciones del entorno en el que se pesca y éstas pueden cambiar a lo largo de una temporada, pero también de un día, por lo que hay que adaptarse constantemente. El color del agua, por supuesto, pero sobre todo la altura del sol, la sombra, la presencia de nubes y el viento modificarán la luminosidad del entorno.
En un día soleado, sin viento y con el agua clara, la luz y, por lo tanto, la visibilidad de nuestros señuelos será máxima.
Por el contrario, si el tiempo se nubla y se levanta viento, nuestros señuelos serán mucho menos visibles. Del mismo modo, las olas y el oleaje provocados por el viento crean ruido y tienden a hacer inaudibles nuestros señuelos.

Ser visible o invisible
En este contexto, el objetivo es hacer que nuestro señuelo sea perfectamente visible en un entorno especialmente oscuro y ruidoso o, por el contrario, hacerlo invisible (o discreto) en un entorno tranquilo en el que la visibilidad sea extremadamente importante.
Adaptación a las condiciones ambientales
Así que, aunque sigan siendo reglas generales y no una verdad, cuando el agua está clara, el cielo despejado y la superficie del agua lisa vamos a favorecer la discreción y elegir señuelos con un sonido discreto, colores naturales y un toque de transparencia.
En cambio, cuando las condiciones de visibilidad son malas, es decir, cuando el cielo está nublado y el viento crea olas que difractan la luz (y más aún si el agua es pesada), elegiremos señuelos con colores llamativos y cuentas.

Pero a veces es al revés
Obviamente, como hemos dicho antes, son los peces los que eligen, y a veces pueden ser especialmente confusos. Así que si no recibes ninguna picada, no dudes en ir en contra de las reglas y lanzar un señuelo grande, llamativo y ruidoso en aguas tranquilas y claras en un día soleado