Para los espáridos
Esta criatura es un señuelo muy eficaz para varias especies de espáridos por varias razones. En primer lugar, las vibraciones que emiten los apéndices facilitan que los peces los confundan con presas. En segundo lugar, la criatura puede imitar a multitud de invertebrados diferentes que son especialmente populares entre estos peces, cuyas mandíbulas están diseñadas para aplastarlos con facilidad.
Cangrejos, centollos, centollas e incluso cangrejos ermitaños son crustáceos que forman parte de la dieta clásica de los espáridos. Por supuesto, sus movimientos en el agua son muy típicos, arrastrándose y trepando lentamente por las rocas y escondiéndose en grietas para evitar a los depredadores. Por eso es importante pescar con inteligencia y no tratar de meter prisa a la criatura en el agua. El objetivo es rascar lentamente el fondo, sobre las rocas o la arena, para decidirse por un sargo, una dorada o un sargo jaspeado.
Para gobios y peces escorpión
Pasar la mayor parte del tiempo en un agujero esperando a que aparezca una presa significa que hay que ser oportunista, y ése es el caso de los gobios y los peces escorpión. A diferencia de los espáridos, estos peces no tienen poderosas mandíbulas ni dientes para triturar caparazones. Sin embargo, les encantan estas pequeñas presas crujientes y se las tragan enteras, dejando que su aparato digestivo haga el trabajo.
Los gobios y los peces escorpión son depredadores pacientes que rara vez cazan fuera de sus escondites, prefiriendo interceptar cualquier cosa que pase por delante de ellos. Una pequeña criatura de entre 3 y 5 cm imitará perfectamente a un crustáceo que se acerque demasiado, convirtiéndose en su presa preferida. Los movimientos normales de un crustáceo son bastante lentos, por lo que es buena idea crear animaciones que hagan vibrar los apéndices, dejando el señuelo en su sitio.
Para otros peces de roca
Estas criaturas pueden utilizarse fácilmente para capturar multitud de otras especies de peces de roca, grandes y pequeños. En el Mediterráneo, las presas fáciles son relativamente escasas o están bien escondidas de los depredadores. Presentar una criatura muy visible en aguas claras atrae por curiosidad a todos los peces de roca que vienen de lejos, incluso a los que no son propensos a comer un crustáceo.
A menudo encontramos un pequeño conglomerado de girelles o castagnoles siguiendo a nuestras criaturas, lo que tiene el don de irritar sobremanera a sarranes y pequeños meros, por ejemplo. Estos últimos se acercarán al grupo de peces curiosos, verán a la criatura e intentarán engullirla antes de que lo haga un competidor.
