La seguridad dicta que no debe intentar alcanzar su embarcación si el viento o el oleaje son ya demasiado fuertes. Su seguridad personal es lo primero, sea cual sea el precio de su embarcación. Los puertos suelen estar cerrados por ordenanzas municipales.

Comprobar el amarre, un punto clave que debe realizarse antes del paso del mal tiempo.
Ya sea en un pantalán o en un amarre, asegúrate de que la embarcación está bien amarrada. Utilice drizas en buen estado y suficientemente elásticas para absorber la energía de los golpes. No utilices drizas viejas y poco elásticas.
Es aconsejable doblar los cabos de amarre, utilizando diferentes puntos de anclaje, y utilizar amortiguadores para los cabos de amarre. No dude en cambiar algunos metros de una línea de amarre desgastada, acortándola o tomando una nueva. Si el barco está en puerto, las líneas de amarre deben reforzarse, manteniendo un ángulo de al menos 45° entre el barco y el muelle.
No apriete demasiado los cabos de amarre, para tener en cuenta las variaciones del nivel del agua y los movimientos de la embarcación. Por último, protege los cabos de amarre de las rozaduras utilizando fundas o trozos de manguera.
Comprueba también la posición de las defensas, así como el desgaste de sus extremos. No las perderás y evitarás impactos en el casco.

La seguridad de tu embarcación en puerto también depende de la seguridad de las embarcaciones vecinas. Por eso, debes asegurarte de que los demás navegantes han tomado las mismas precauciones que tú, y advertirles si no lo han hecho, o incluso hacer uno o dos nudos de cornamusa. También debes informar de cualquier anomalía o peligro a las autoridades portuarias, que pueden intervenir en caso de emergencia. Si no puedes intervenir directamente en tu barco, no dudes en enviar un correo electrónico a la capitanía del puerto pidiendo que revisen tu amarre.
Si la embarcación está en tierra, debes asegurarte de que está bien calzada y sujeta, con calzos o cuñas adaptados a su forma y peso. Comprueba que los calzos o el remolque son estables y están firmemente sujetos al suelo. Ata los bauprés con correas o drizas viejas poco elásticas para evitar que se muevan, se suelten o patinen con la fuerza del viento.

Preparar el barco
Naturalmente, es necesario retirar todo aquello que pueda desprenderse, salir despedido o aumentar el calado del barco, como el auxiliar y su motor, los tablones, la mesa de bañera, las antenas, las veletas, los paneles solares, los instrumentos de navegación o los depósitos de agua o combustible que puedan estar almacenados en cubierta... Mantén las drizas alejadas del mástil, aparte del ruido que pueden hacer al romperse, para proteger el mástil de las marcas de roce que puedan dejar. Por último, hay que bloquear el aerogenerador para evitar sobrecalentamientos y daños en la mecánica.
Si el barco está en el agua, cierre todos los portillos, escotillas y escotillones para evitar que entre agua o aire. Compruebe que todos los accesorios y válvulas pasacascos son estancos y cierre los que no sean imprescindibles. Por último, compruebe el nivel de las baterías y desconecte el cargador de tierra. Compruebe también que la bomba de achique y la manguera de desagüe funcionan correctamente.

Las velas enrollables deben arriarse y guardarse en un lugar seco para evitar que se desenrollen y se rasguen. Las fundas, biminis, capotas y otras telas deben retirarse, ya que pueden desengancharse, aumentar la estiba de la embarcación o hacer que escore.
Por último, es un buen momento para consultar con su compañía de seguros si cubrirá los daños que haya podido causar o sufrir su embarcación.