Discreción, el activo clave
La pesca vertical en el mar puede complicarse en cuanto la deriva supera los 0,6 nudos. En el Mediterráneo, los fuertes vientos frecuentes limitan el número de días que se puede pescar a la deriva.
Ya existen dos soluciones para controlar la orza, la primera es el fondeo. Desgraciadamente, los límites se alcanzan rápidamente, ya que el barco apenas se mueve, a menos que la deriva cambie de dirección. El ruido creado por un ancla que desciende y se posa en el fondo ahuyenta fácilmente a los peces de la zona.
La segunda técnica consiste en gestionar esta deriva utilizando el motor de combustión interna, generalmente colocando la embarcación de espaldas al viento y utilizando frecuentemente la marcha atrás para mantenerse en su sitio. Este método ahuyenta menos a los peces, pero sigue siendo muy ruidoso a poca profundidad.
El motor eléctrico resuelve todos sus problemas, ofreciéndole un control perfecto de su posición sin dejar de ser discreto.

Elegir la batería adecuada
Cuando las condiciones meteorológicas empeoran y se levanta viento, el motor eléctrico no tendrá problemas para mantener su posición gracias al bloqueo puntual, pero tendrá que hacer un gran esfuerzo y, por tanto, consumirá una cantidad significativa de energía. Las baterías convencionales de plomo y ácido, incluso las más potentes, se agotan rápidamente y son muy contaminantes cuando llegan al final de su vida útil.
Gracias a los avances en la tecnología de las baterías, ahora tenemos una alternativa, aunque muy cara: las baterías de iones de litio. Estas baterías tienen una autonomía mucho mayor, lo que permite el uso constante de un motor eléctrico con viento durante todo un día.
Por supuesto, si no quieres comprar una batería de este tipo, puedes combinar varias baterías de plomo; las únicas limitaciones son el peso y el espacio que ocupan en el barco.
Rígido o semirrígido

Los motores eléctricos suelen instalarse en embarcaciones rígidas, principalmente cascos abiertos diseñados para la pesca marítima. Sin embargo, las embarcaciones semirrígidas han demostrado ser muy populares entre los pescadores, gracias a su ligereza, velocidad y comodidad.
Para evitar utilizar pegamento para fijar un motor eléctrico a las vejigas y arriesgarse a perderlo todo en la primera ola, muchos pescadores han optado por un aro fabricado comercialmente. Los principales inconvenientes de estos aros son su incompatibilidad con determinadas embarcaciones y su precio. La mejor solución es encargarlo a medida a un profesional capaz de soldar aluminio, mucho más ligero y resistente a la corrosión.