Un horizonte incierto
Antes de hablar de las alternativas de pesca y de las especies que se ofrecen en este comienzo de año, conviene echar un vistazo al horizonte normativo que tenemos por delante. Lo que era válido a principios de año ya no lo es o está a punto de dejar de serlo.
De hecho, la posibilidad de buscar el yacimiento en esta época del año, al norte de la 48, está desapareciendo. Actualmente se está preparando un proyecto de decreto para restringir esta posibilidad. La justificación que se da en el proyecto de decreto es, y cito textualmente: "Es probable que las capturas recreativas representen una proporción significativa de las capturas totales (Radford et al., 2018). Debido a la falta de datos, las capturas recreativas no se incluyen en la evaluación; sin embargo, la evaluación actual ha demostrado ser robusta a una serie de supuestos sobre los niveles de capturas recreativas."
Así que no se basa en ningún estudio científico, sin duda informado por datos fiables y verificables, sino sólo en hipótesis o proyecciones. Es un poco una burla...
Encontrar soluciones
En fin, ya veremos qué pasa, pero mientras tanto hay que buscar soluciones para poder disfrutar tranquilamente de nuestra pasión sin tener que devanarnos demasiado los sesos. Aquí es donde podemos sacar a relucir nuestros señuelos de cebo, tenya y kabura. Estos señuelos son sencillos de utilizar y se dirigen principalmente a los espáridos, pero también a los rubios y a las viejas, y menos mal.
Los espáridos y las demás especies mencionadas pueden encontrarse durante todo el año, incluso en invierno. En la actualidad, la dorada y la sarda están bien representadas en nuestras aguas. También son peces que, una vez sacados a la superficie correctamente, pueden volver al agua sin problemas, incluso en aguas bastante profundas, siempre que se descompriman antes de sacarlos del agua.
La técnica kabura
Para iniciarse en estas técnicas, la kabura es la más fácil de utilizar, ya que se supone que no arrastra por el fondo, por lo que se engancha menos. Tiene forma de cabeza redonda, perforada en el centro y que se desliza sobre un trozo de dacrón de unos centímetros. Está vestida con tentáculos de silicona de colores y armada con dos anzuelos. Se pueden colocar trozos de tentáculos de cefalópodo en los ganchos para aumentar el atractivo. Hay que encontrar el peso adecuado para la corriente y la profundidad, con el objetivo de pescar lo más ligero posible. En kayak, utilizo principalmente 20 y 30 gramos, para profundidades de 20 a 30 metros.
El señuelo se baja por debajo del kayak hasta que toca el fondo. Tire ligeramente hacia arriba y deje que la deriva haga el resto. El señuelo nadará de forma natural hasta la superficie. Lo ideal es dejarlo nadar hasta que forme un ángulo de 30 grados con el kayak y volver a empezar. No lo dejes más tiempo, porque entonces la banderola crecerá y ya no sentirás las picadas, o lo hará demasiado tarde.
La técnica tenya
La tenya es más arriesgada, ya que raspa el fondo. La cabeza de la tenya suele estar aplanada para poder colocarla en el fondo. Tiene un anzuelo principal y un anzuelo triple. El anzuelo suele fijarse a un langostino, ensartado con la cola hacia delante después de cortar la aleta caudal, hasta que toca la cabeza de la tenya, entonces el ladrón se fija en el lado de la cabeza del langostino. La animación se hace en el fondo, se toca el fondo, se levanta, se retoca y así sucesivamente. El objetivo es imitar la acción de nadar de un langostino. Estas técnicas se pueden utilizar con todo tipo de espáridos y, por supuesto, con otras especies, pero se desarrollaron para los espáridos.
De momento, buscamos doradas y sargos, pero los ejemplares más grandes vendrán de la tenya. La normativa aún no nos prohíbe pescarlas en invierno, así que aprovechémoslo. De vuelta a casa (en Bretaña), a mediados de marzo, las doradas empezarán a ponerse azules, señal de la época de reproducción, así que tendremos que encontrar un nuevo objetivo autorizado...
