Adaptar la pesca y las técnicas de pesca
Cuando el plan básico no funcione, ten siempre un plan B. De hecho, de vez en cuando es buena idea cambiar de táctica cuando las cosas no salen como uno quiere. Esta sesión de principios de otoño es prueba de ello, y me dio la oportunidad de jugar un poco al tataki contra el bichi-bachi.
En primer lugar, el contexto. El barco se botó con marea alta y un coeficiente de 91. Se prevé viento hacia las 12:00, pero hasta entonces está en calma. Dos días antes, salí con un colega para las mareas altas, e hicimos nuestra recolección habitual de cangrejos Dungeness, abalones y almejas. A la vuelta, le llevé a un lugar que sé que frecuentan las lubinas. Y así fue, las habíamos encontrado antes de regresar. Así que esta mañana, el plan básico era encontrarlas al principio del descenso. Después de una hora buscándolas sin encontrarlas, pensé que tendría que cambiar de técnica.
Los calamares han llegado
Los calamares llevan unos días activos, y menos mal que me he llevado mis monturas. Voy a un lugar donde sé que hay algunos. Empiezo con el método tataki . Mi aparejo es sencillo y clásico y está adaptado a los kayaks. Un jig plomado en el fondo (Aurie-Q 3D Yo-Zuri) montado 50 cm por encima de un plomo de 50 gramos y un mini calmero ultra flotante, también de Yo-Zuri. Ambos jigs son de color rosa.
Desde las primeras derivas, el aparejo me pareció el adecuado, y empecé con una sepia que se enganchó en el jig de fondo. Como resultado, dejé que el aparejo se arrastrara un poco menos cerca del fondo y el calamar le siguió, todo sobre el jig flotante.
Del tataki al bichi-bachi
Después de una docena de calamares picados de esta forma, decidí cambiar de método. Me pasé al bichi-bachi. Sigo utilizando una plomada de plomo, ya que la corriente de la marea empezaba a ser fuerte, y un jig de plomo montado en una caña corta encima, todavía un Aurie-Q rosa. Este color fue unánimemente apreciado durante la primera parte de la sesión, así que sigo con él. Este método también es activo, hay que animar la plantilla con algunas sacudidas rápidas seguidas de pausas. También en este caso, los cefalópodos serán reactivos.
Algunas sepias volverán al agua, no las conservo, pero sobre todo otra decena de calamares. Para el placer de la mesa, prefiero los calamares a la sepia, que para mí es más fina y, sobre todo, más fácil de preparar. Estos se terminarán con pimientos y salchichas merguez.
Al final, el partido estuvo igualado, pero afortunadamente llevaba conmigo mis monturas de cefalópodos, así que pude pasármelo bien y hacer este partidillo. Como se puede ver en el vídeo adjunto al artículo, a la vuelta se levantó el viento previsto, con un poco de rocío marino. Que conste que incluso haré un último calamar en el pez nadador que siempre arrastro en mis viajes.
