Una evolución fabulosa
Al principio, los hilos de pescar eran de crin de caballo, luego de tripa.. ( fibras de seda artificial aglutinadas con barniz ) y, por último, el nailon. Esto ya ofrecía unas especificidades bastante increíbles en comparación con el cabello de nuestros abuelos.
Hay que decir que los progresos de la química son enormes y que los primeros nylons ofrecían un verdadero salto adelante tanto en discreción como en resistencia. Era asombroso comprobar que uno podía cortarse intentando estirar un nailon mientras éste permanecía intacto.
Estas líneas clásicas están disponibles en todos los colores y diámetros, para mar o agua dulce, o incluso fluorescentes para una visibilidad asombrosa.
De estos nylons básicos, existe una variante extraordinaria que es el fluorocarbono. A menudo oímos hablar de él sin saber que también ha sido diseñado técnicamente. Diseñado y desarrollado para un fin específico, es el arma definitiva para una pesca discreta. En efecto, el fluorocarbono tiene un índice de reflexión de la luz cercano al del agua, por lo que es casi invisible. No es raro que desaparezca de nuestros ojos una vez sumergido unos centímetros.
Múltiples propiedades
El coste de una bobina es bastante elevado para el 100% de fluorocarbono debido a la química específica de este hilo. Por esta razón, sólo las puntas al final de las trenzas se fabrican con fluorocarbono, así como algunos montajes especiales. Es una primera opción de trenzado por su resistencia y falta de elasticidad. Hay fluorocarburos mucho más baratos, pero son versiones recubiertas. Aunque tienen ventajas, no tienen las mismas características que el fluorocarbono 100% y deben utilizarse con cuidado.
Las líneas recubiertas son más suaves y reflejan menos la luz. Se pueden utilizar ventajosamente como línea madre, especialmente para el lanzado de truchas. En este caso, el señuelo se monta directamente en la punta. El revestimiento proporciona una buena protección a la línea y su carácter más suave facilita el lanzado.
Entre las especificidades del sedal de fluorocarbono, encontramos una particularidad que no salta a la vista, pero que resulta muy ventajosa. En efecto, su carácter antiabrasivo impide que se descame, es decir, que se dañe con los obstáculos, lo que es muy interesante para la pesca con señuelos. Al ser duro, el fluorocarbono se ve menos afectado por los escollos o las ramas y permanece intacto en términos de resistencia. Por la misma lógica, al verse mucho menos afectado por los obstáculos, su invisibilidad queda por tanto preservada.
También es muy importante su conservación. Con esto quiero decir, por supuesto, que no se trata de meterlo en la nevera o en el congelador, sino simplemente de no exponerlo al sol para evitar un deterioro acelerado por la exposición al calor y a la luz. Así se evita que tenga memoria, es decir, que el hilo conserve la forma de la bobina al sacarlo y, por tanto, deje de ofrecer las mismas cualidades. No es una precaución difícil de tomar, pero evita tener un líder en forma de espiral.
