El peso de la cabeza del jig es un factor determinante en la presentación del señuelo blando y, en consecuencia, en el número de picadas registradas.
Cualquiera que pueda darle una respuesta exacta a esta pregunta será un necio y un mentiroso, ya que son muchos los parámetros que entran en juego. Los pescadores experimentados saben que no encontrarán ninguna respuesta en este ámbito, y los principiantes no deberían buscar ninguna verdad en ella (sería un grave error), sino más bien elementos de reflexión.
Tipo de señuelo
En primer lugar, el peso de la cabeza del jig depende de la forma, el tamaño y la rigidez del material del señuelo. Así, dos señuelos diferentes con el mismo peso tendrán velocidades de hundimiento muy distintas y también se comportarán de forma diferente en el agua. Una babosa es más hidrodinámica que un sábalo, una gran pala rígida ralentiza mucho más el descenso que una pequeña muy blanda, etc. Todos estos son parámetros a tener en cuenta.
El tamaño y la naturaleza de la línea también influyen.

Configuración del foco
El factor decisivo que hay que tener en cuenta a la hora de elegir la cabeza de plomo, y que debe hacerle tomar conciencia de que no existe un peso estándar, es la configuración del lugar de pesca. En particular, la profundidad y la corriente. Cuando la corriente es de 2 nudos, su embarcación y/o señuelo recorrerán 1 metro en 2 segundos en horizontal... Para alcanzar la misma profundidad en el mismo tiempo, hay que tener en cuenta la velocidad de la corriente.

Condiciones meteorológicas
El viento. Es el gran enemigo del pescador de señuelos. No sólo le llevará a cambiar sus ángulos de lanzado y a prestar especial atención al control de su línea, sino que, dependiendo de su dirección en relación con la corriente o la orilla, le incitará a utilizar cabezas de plomo más pesadas para seguir palpando el fondo. Puede ser en el sentido de la deriva o en el contrario, o incluso cruzado. Todas situaciones que requieren adaptación.

El enfoque y la presentación adecuados
La técnica que utilices, pero también la presentación que busques, determinarán la elección de la cabeza del jig. Más deslizante, más agresiva, más cerca del fondo, etc. Es muy posible presentar un señuelo de forma completamente diferente (comportamiento y profundidad de nado) con la misma cabeza de plomo pero una técnica distinta, o viceversa.
Del mismo modo, la sensibilidad y el carácter del pescador influyen mucho. Algunos son más tranquilos y les gustan las animaciones más fluidas, mientras que otros prefieren las presentaciones rápidas.
El estado de ánimo de los peces
Profundidad, corriente, viento, señuelo, etc. Todo esto es teoría, porque el verdadero factor a tener en cuenta es el estado de ánimo de los peces. La mejor elección es simplemente la que te hace pescar, aunque parezca antinatural o contraria a todas las concepciones teóricas.

Mis bases
Así que, como necesitas una base cuando estás empezando, así es como yo procedo. No es una verdad, sino una base sobre la que tienes que construir (rápidamente) a medida que vas saliendo.
- Desde el borde si pesco en un fondo de 1 a 4 m, empezaré con 5 g para la pesca con sedal y variaré entre 3 y 10 g durante mi jornada de pesca. Sin embargo, si pesco con rasqueta a través de la corriente, empezaré con dos gramos más y si pesco a mosca con babosa serán 2 g menos.
- En barco en un fondo de 10 m con poca corriente (menos de 1 nudo), por ejemplo, empezaría con un Illex nitro shad 120 de 21 g (sábalo con goma densa), un sábalo blando de 15 g para rascar o un tp de 10 g en una babosa. Si el fondo es de 20 m, añadiría 10 g a cada uno como punto de partida. A lo largo del viaje, puedo variar las cabezas de plomo de la mitad al doble. Pescar con 5 g en 10 m de agua con una babosa no me asusta en absoluto si es la solución del día.
- Siempre a bordo en un fondo de 10 m, pero con una corriente fuerte (de 2 a 4 nudos), empezaré con 28-35 g para tirar, 25 g para rascar y 20 g para volar. Del mismo modo, puedo reducir considerablemente los pesos o aumentarlos en función de la meteorología o del estado de ánimo de los peces. A veces utilizo 50 g en 6 m de agua con un gran sábalo, viento y 4 nudos de corriente.